Don Luigi Giussani (Archivo Fraternità CL)

«El cristianismo como acontecimiento hoy»

En el XIX aniversario de su muerte, el texto inédito íntegro publicado en "Huellas" de febrero: los apuntes de una conferencia de Don Luigi Giussani del 1992

Moderador. Don Giussani nos hablará esta noche del tema «El cristianismo como acontecimiento hoy», que condensa la genialidad por la que la experiencia que él generó y vivió, en la Iglesia y para la Iglesia de hoy, ha llegado hasta todos nosotros. Luego habrá espacio para alguna pregunta.

Luigi Giussani. Objetivamente, me parece necesario abordar este tema («El cristianismo como acontecimiento hoy») porque hoy la palabra cristianismo es más fácilmente identificada con una serie de valores morales o con una predicación de valores morales, con una preocupación por los valores morales. Con esto no estoy diciendo que el cristianismo no se interesa por los valores morales, digo simplemente que el cristianismo no coincide en absoluto con la predicación de unos valores morales. Si hemos asistido a la misa el domingo pasado, la preciosa parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14) nos habrá vuelto a sorprender una vez más. Siempre nos sorprende al final, cuando dice que el publicano salió del templo perdonado, «justificado», reconciliado, en paz, mientras que el fariseo, que había presumido de todas las cosas buenas que había hecho –y no mentía, Cristo no dijo: «El fariseo mintió», en absoluto–, salió condenado. No es inmediatamente necesario dilucidar el porqué último de esta oposición, aunque puede que lo hagamos al final, como consecuencia de otros pensamientos. Lo que quiero decir es que lo importante, para alguien que deba hablar de cristianismo, pensar en el cristianismo o vivir el cristianismo, es realmente esto: que no puede reconducir lo que le interesa o lo que quiere vivir a una serie de valores morales que él pueda obrar con su propia fuerza de voluntad. El cristianismo es un hecho, un acontecimiento, un hecho objetivo. Aunque el mundo entero dejara de creer, no se podría borrar de la historia. No hay dialéctica que valga: «Contra factum non valet illatio», frente a un hecho es inútil discutir, no se le puede oponer un razonamiento, la fuerza de un razonamiento.

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