Sobreproteger no es amar

La Vanguardia
Fernando Trías de Bes

...Adolescencia y juventud son el campo de pruebas de la libertad. Pasada la niñez, en lugar de protegerlos, debemos hacerlos autosuficientes, prepararlos para que puedan desenvolverse solos en la vida el día que nosotros faltemos. Y también porque sus vidas no son nuestras. Cantó el poeta: “Tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la vida”. Dar libertad al hijo significa confianza, permiso y bendición. Incluso cuando sus decisiones colisionan con nuestras propias creencias o desbaratan los planes que soñamos para ellos. Ser padre o madre es preparar a lo que más quieres del mundo para que pueda alejarse de ti. Y aceptar que cuestionen tu propia concepción del mundo. ¡Qué difícil! Queremos que nunca les suceda nada malo y, al mismo tiempo, hay que dejarles actuar. Ese es el conflicto de los padres sobreprotectores. Pero decantarse por la protección cuando ya no procede no es amor. Es egoísmo. El amor no acepta condiciones, o no es amor. Y la libertad tampoco acepta condicionantes, o no es libertad...
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