Francesco Cassese. Hoy nos reunimos –los miembros de la Diaconía de Lombardía presencialmente y los responsables del movimiento en Italia y en el resto del mundo en conexión– para comprender mejor el significado y contenido de la carta que el papa Francisco envió a Davide y a todo el movimiento el pasado 30 de enero.
Nos parecía importante organizar este encuentro principalmente por dos motivos. Primero, por la importancia y el valor que tiene esta carta para nuestra historia y, por esa misma razón, queremos evitar el riesgo de infravalorarla; y segundo, para intentar responder juntos a las muchas preguntas que han surgido tras el impacto positivo que todos hemos sentido al recibirla y leerla.
Le hemos pedido a Davide que nos ayude a comprender la carta. Después cada uno de nosotros tendrá la responsabilidad de comunicar a nuestras comunidades lo que salga hoy aquí.
Para preparar el trabajo de esta noche, partimos del diálogo que tuvimos la semana pasada un grupo de responsables a partir de las numerosas cartas y preguntas que nos llegaron y que os agradecemos.
Este es el primer signo de la responsabilidad que tenemos juntos. Yo haré de portavoz de este diálogo.
Quiero decir que esta carta nos afecta a todos, nadie debe sentirse excluido porque, por una parte, como dice san Pablo, somos miembros los unos de los otros, y por otra consideramos y estamos convencidos de que la carta invita a dar un paso de conciencia a todo el movimiento.
Como sabéis, esta carta tiene su origen en la audiencia que Davide, junto a monseñor Santoro, tuvo con el Santo Padre el pasado 15 de enero. Por eso empiezo pidiéndote que nos cuentes algo de ese encuentro.

Davide Prosperi. En primer lugar, os agradezco la cantidad de contribuciones que habéis enviado porque es signo de que entre nosotros hay una cierta sensibilidad y creo que este factor es muy importante.
Recuerdo –lo recordamos todos– el famoso encuentro de Roma del Domingo de Ramos de 1975, cuando Pablo VI le dijo a Giussani en la sacristía: «Ánimo, este es el camino» (Luigi Giussani. Su vida, Encuentro, Madrid 2015, p. 544). En aquel instante, Giussani recordó que el entonces arzobispo Montini le había dicho algo parecido a finales de los años 50, ante el resultado positivo de la Misión ciudadana en la que Giussani había implicado a todo GS: «No comprendo sus ideas ni sus métodos, pero veo los frutos y le digo: siga adelante así» (ibídem, p. 240). Aquel «siga adelante así» marcó todo nuestro camino, ¡cuántas veces nos lo repitió don Giussani!
Creo que hoy nos encontramos ante algo que tiene la misma importancia, porque esta carta es una confirmación y un nuevo impulso, exactamente igual que aquellas palabras. A nadie se le ocurrió entonces vociferar el «no comprendo sus métodos», porque toda la atención se centró en el «veo los frutos… siga adelante así»...

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