Santiago Osácar

«Lo que hacemos es desentrañar el significado de la belleza que nos fascina»

Una entrevista con el escultor Santiago Osácar a raíz del reportaje de Huellas sobre la Inteligencia Artificial en el arte
Marta Báez

Santiago Osácar se define como escultor, pintor y naturalista. Además tiene estudios teológicos y es profesor universitario. Hablamos con él sobre los desafíos que presenta la Inteligencia Artificial a la sociedad en este momento y especialmente al mundo del arte.

¿De dónde parte tu creatividad?
Yo creo que ya desde niño, el punto de partida ha sido siempre el asombro ante la belleza del mundo… en concreto la fascinación ante la naturaleza. Después he ido siendo consciente de que, como artistas, lo que hacemos es desentrañar el significado de esa belleza y expresarlo en un lenguaje que nos permita compartirlo con los demás. Machado, por poner un ejemplo, “descubre” el paisaje castellano y su significado profundo para después expresar y compartir estos hallazgos en forma de poemas… Otros podrían hacerlo mediante la fotografía, la música o las artes plásticas.

¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración?
En el arte sacro la dinámica no es muy diferente. El artista debe hacer visible lo invisible, de Dios de modo que este arte tiene un cierto carácter sacramental. Para ello busco inspiración (nunca mejor dicho) en la sagrada escritura y en la tradición iconográfica. ¿Cómo se ha representado este pasaje bíblico o este personaje a lo largo de los siglos en el arte cristiano? Mi tarea entonces es de encarnación y de inculturación. De encarnación porque le voy a dar cuerpo, voy a “encarnarlo” en piedra o madera. De inculturación porque lo haré utilizando un lenguaje plástico que sin romper con esa tradición iconográfica sea significativo para el hombre moderno.

¿Alguna vez has probado herramientas de IA o te has valido de ellas como punto de partida para inspirar un boceto, una escultura, una ilustración?
No, pero creo que cuando se estropee mi viejo móvil me compraré un smartphone.

¿Crees que la sociedad actual y la de un futuro no muy lejano podrán llegar a ponerse delante, vibrar o emocionarse de igual modo ante obras creadas a partir de IA que ante una obra creada por un artista?
La IA puede ser muy útil para generar los cuadros que adornen las habitaciones de un hotel, para hacer los decorados o el atrezzo de una película, para generar maniquíes o esculturas a bajo precio con que adornar nuestras casas… Estos objetos “artísticos” no serán sino variantes de un patrón basado en obras de arte ya existentes por lo que efectivamente serán bellos y muy baratos, como ya sucede con el arte seriado (de molde o de reproducción gráfica) pero no aportarán una novedad con respecto al patrón inicial. Es decir, transmitirán la antropología, el mensaje y la emoción del objeto patrón originario. Para entender mejor esto propongo el ejemplo de los western. Hay cientos, quizá miles de estas películas del oeste que parecen replicarse casi hasta el infinito utilizando siempre los mismos personajes prototípicos, las mismas situaciones, la misma antropología, los mismos valores… esto es lo que haría la IA.

Santiago Osácar trabajando en un mural para el centro de visitantes del Parque Natural Posets Maladeta

¿Cómo hacer para que no se pierda la humanidad en el ámbito del arte si ya hay obras, colecciones y exposiciones que nacen de una suma de algoritmos y datos?
No pienso que las artes plásticas vayan a deshumanizarse a causa de la IA. Sí que puede afectar a lo que ha dado en llamarse “mercado del arte”, a todo ese entramado de las galerías y las ferias internacionales… Pero ese mundillo ya está terriblemente deshumanizado pues el espíritu que lo anima no es la búsqueda de la Verdad y la Belleza, sino una perversa combinación entre las leyes del mercado y las habilidades de los tunantes que pretenden vendernos el traje nuevo del emperador. Es muy posible que la irrupción de la IA en esos ámbitos propicie una crisis purificadora que libere a las artes plásticas.

¿Qué valoración haces de la irrupción de la IA en nuestro tiempo y, en concreto, en las artes plásticas? ¿De qué crees que pueden carecen las obras creadas a partir de IA generativa, que parte de patrones aprendidos?
Creo que si tuviéramos más claro a qué llamamos “inteligencia” y cuáles son las cosas que puede hacer la IA y las que no puede hacer… no estaríamos hablando de Inteligencia Artificial, sino que se habría escogido otro nombre para designar a esta técnica. Porque la IA no puede ser creativa. Pongamos algún ejemplo. Entre los siglos XII y XIII el arte románico irá evolucionando hacia el gótico hasta el final de la Edad Media. Hay un desarrollo del pensamiento propiciado por la llegada a Occidente de la obra de Aristóteles; una nueva sensibilidad que aflora en el arte de los trovadores; la espiritualidad de san Francisco y san Bernardo propician una revalorización de lo humano… y así pasamos del severo Pantocrátor al Beau Dieu de Amiens, de los ángeles apocalípticos que soplan sus trompetas en el Beato de Liébana al sonriente ángel de la anunciación en la catedral de Chartres; de la rígida Teotokos (la hierática Virgen-trono) a las dulces y encantadoras vírgenes góticas. Es decir, las artes plásticas expresan, encarnan e impulsan las búsquedas del espíritu humano… que es búsqueda de la Verdad. La verdad sobre Dios, la verdad sobre el hombre y sobre el mundo. Y esto no puede hacerlo la IA; de hecho, no lo contempla. No considera que haya una Verdad, ni es capaz de descubrir sus atisbos, ni la busca… ¡porque no es Inteligencia! Actualmente existe la tecnología necesaria para escanear el Pórtico de la Gloria (por ejemplo) y para reproducirlo mecanizando digitalmente los procesos de tallado. Mediante la IA podrían crearse infinitas variantes del más refinado arte románico… pero nunca se daría el salto al gótico. Es decir, la IA es capaz de producir objetos “artísticos” (más bien habría que decir artesanales) pero que serán siempre variantes basadas en un arte ya existente… condenado a dar vueltas sobre sí mismo, sin llegar a ninguna parte, como un lobo enjaulado.

Como profesor y conocedor de los jóvenes, sus inquietudes y perspectivas, ¿la IA puede llegar a ser una ayuda en los procesos de aprendizaje y en el desarrollo de sus habilidades y competencias?
Si la IA puede tener aspectos tenebrosos o amenazantes para la creación artística, en el ámbito docente su impacto va a ser sin duda muy destructivo, como en realidad ya lo ha sido el impacto de internet en nuestros estudiantes, que teniendo cada vez más información son más y más ignorantes de año en año. Ya me han llegado trabajos de estudiantes universitarios redactados con chatGPT. Se trata de artículos de opinión personal acerca de cuestiones controvertidas que exigen un posicionamiento y una argumentación por parte del alumno. El resultado es desolador: un simple amontonamiento de comentarios ambiguos, inanes, vacíos y, en definitiva, tan políticamente correctos como carentes de interés. Bien trabados sintácticamente (cosa de la que apenas es capaz el universitario medio, por eso son tan fáciles de detectar) pero sin una idea directriz, ni una línea argumental ni unas conclusiones, pues no tienen otra pretensión que la de cubrir el número de caracteres exigido cumpliendo las rúbricas y las normas de estilo requeridas por la universidad. Pero esto es así porque mucho antes de que llegaran internet y la IA, el relativismo, el pensamiento líquido y lo políticamente correcto habían invadido ya las aulas… y también los despachos y las cátedras.