(Foto Unsplash/Nci)

«Tú eres precioso a mis ojos»

Nota de la comunidad de CL en Emilia-Romagna tras una iniciativa de la junta regional sobre el suicidio asistido

Las últimas iniciativas de la junta regional de Emilia-Romagna sobre el suicidio médicamente asistido resultan, en nuestra opinión, totalmente inapropiadas tanto en el fondo como en la forma. En primer lugar, por considerar este tema como una competencia regional y también por la decisión de proceder con una deliberación que vacía de significado cualquier posible debate asambleario, de tal modo que acaba incorporando acríticamente la solicitud que la asociación Luca Coscioni ha dirigido a las regiones para hacer posible el acceso a los procedimientos de suicidio médicamente asistido en un plazo muy corto, ¡solo 42 días!

Esta “prisa normativa” parece querer imponer una nueva marcha a la discusión parlamentaria y cultural que se está desarrollando en nuestro país, instituyendo forzosamente normas sobre el final de la vida que corren el riesgo de poner en crisis la idea misma de acogida, compasión, cuidado y dedicación sobre la que se fundamenta nuestra civilización. La vida no es un valor absoluto sino un valor fundamental. Es el fundamento de todos los derechos. Renunciar a ella no es afirmar un derecho sino renunciar a todos los derechos. Considerar esta cuestión como una conquista civil no ayuda, sino que más bien hace de la sociedad un terreno árido, cada vez más estéril e infecundo.

La iniciativa de la junta es grave porque mina los fundamentos culturales que hacen posible una mirada integral a la persona, mirada sobre la que se fundamenta históricamente el desarrollo de nuestra civilización. Solo una mirada capaz de captar el valor infinito de la persona puede generar un auténtico principio de cuidados. «Eres precioso a mis ojos, de gran precio, y yo te amo. No temas, porque yo estoy contigo» (Isaías, 43).

Para salvaguardar esta trayectoria positiva, de la que en el pasado han nacido por ejemplo hospitales y lugares de asistencia a enfermos incurables, consideramos que la respuesta más inmediata pasa por apoyar el crecimiento de estructuras capaces de ofrecer servicios de cuidados paliativos en todo el territorio regional, con un acompañamiento verdaderamente humano a los que se encuentren en situación de sufrimiento, vulnerabilidad y fragilidad. Teniendo en cuenta las implicaciones profundas y misteriosas que cada uno tiene que afrontar en la enfermedad y de cara al final de su vida.

En este sentido nos reconfortan las palabras del cardenal Zuppi, especialmente cuando subraya que «hay que proteger la vida con cuidados adecuados que garanticen la dignidad hasta el final y que no se limiten a una mera prestación sanitaria. Hay que reconstruir esa alianza terapéutica entre médicos, familiares y enfermedad, que es indispensable para que nadie se quede solo ni se sienta solo».

Bolonia, 14 de febrero de 2024

Comunión y Liberación Emilia-Romagna