Hong Kong (Unsplash/Spencer Chows)

Una universidad católica para Hong Kong

El reconocimiento de la St. Francis por parte del gobierno del territorio autónomo del sureste chino es una noticia «que hay que recibir favorablemente pero con cauto optimismo»
Maria Acqua Simi

La noticia es oficial: Hong Kong tendrá su primera universidad católica, la Universidad de San Francisco. Lo que hasta hoy era sencillamente un instituto de educación de alto nivel, el Caritas Institute of Higher Education, ha sido elevado oficialmente a rango de universidad. Un paso adelante para una entidad con más de 2.500 estudiantes que ahora queda acreditada para disciplinas sociales, gestión administrativa y comunicación. Para entender la novedad y la importancia de esta noticia, hablamos con el padre Bernardo Cervellera, misionero del PIME.

«Sin duda es algo relevante, aunque hay que precisar que no se ha fundado una universidad, sino que el Gobierno de Hong Kong ha reconocido como universidad el Instituto de Altos Estudios de Cáritas, que ofrecía cursos de varias disciplinas. La universidad está dedicada a san Francisco, como el instituto anterior. Es un reconocimiento importante porque permite ofrecer diplomas de grados reconocidos y recibir fondos públicos aparte de privados.

Este instituto de altos estudios existía ya desde 2011 y nació de un colegio anterior, el Francis Hsu, fundado en 1985. Hsu fue el primer obispo chino de Hong Kong (de 1968 a 1973), después de toda una serie de obispos italianos misioneros del Pime, que hicieron nacer y crecer esa diócesis. Hace una década, los jesuitas de Hong Kong intentaron crear una universidad en la zona de Fanling, fronteriza con la China popular, pero por motivos “urbanísticos” y tal vez “políticos” el Gobierno denegó el permiso».

No es la primera vez que China acoge una universidad católica, pero el pasado fue turbulento. «Sin contar con el compromiso de los jesuitas en el ámbito de la cultura y la educación, a principios del siglo XX nacieron en China dos importantes universidades católicas: Furen en Pekín y Aurora en Shanghái. Ofrecían cursos de ciencias, medicina, filosofía y arte, haciendo dialogar a Oriente con Occidente. Con la llegada al poder del partido comunista chino, las dos universidades fueron absorbidas por el estado. Muchos profesores de la Furen –sacerdotes, obispos y religiosos– huyeron a Taiwán, donde refundaron una universidad en Taishan, cerca de Taipéi. Hoy en China es lícito abrir cualquier tipo de escuela, pero no de identidad religiosa», cuenta el misionero.

«Desde el punto de vista oficial, Hong Kong es una “Región económica especial” que, según los pactos entre China y Gran Bretaña para el retorno del territorio a la madre patria, debería conservar un “alto grado de autonomía”, expresado en la fórmula “un país, dos sistemas”. Esto permite pensar que Hong Kong conserva un estilo liberal, con la libertad económica y religiosa que tenía antes de su retorno a China. Pero desde 2020, tras imponentes manifestaciones en favor de la democracia, con algunos episodios de violencia, Pekín impuso una ley de seguridad nacional a la que siguieron otras leyes para educar en el patriotismo, el respeto a la bandera china y el himno nacional. También se han reducido los espacios democráticos en la elección del parlamento y los consejos de distrito. Las universidades sufren cada vez una mayor intervención del Gobierno incluso en el campo académico, hasta el punto de que varios profesores universitarios han preferido emigrar. De modo que podemos recibir muy favorablemente la acreditación de la St. Francis, pero con cauto optimismo».

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La universidad –concluye el padre Cervellera– está dedicada «no a uno sino a tres santos Francisco: Francisco de Asís, el santo de la pobreza y de la sencillez, aparte del gran amor a la naturaleza; Francisco Javier, gran evangelizador del extremo Oriente; y Francisco de Sales, pastor de una gran ciudad protestante como Ginebra. Son las tres direcciones de la misión universitaria: ecología humana, anuncio, diálogo ecuménico». Ojalá pueda caminar por el camino trazado por esos grandes santos.