Rafael Gerez. Aunque eres relativamente joven, sí tuviste la posibilidad de conocer personalmente a don Giussani; siendo estudiante universitario, ya tenías una cierta vida con los jóvenes de Comunión y Liberación. ¿Qué supuso ese encuentro para ti con don Giussani? ¿Qué te fascinó de su persona?

Davide Prosperi. La respuesta es muy sencilla: todo, me ha fascinado todo de su persona, todo lo que a través de él se ha generado. Enseguida, nada más conocerle, deseé formar parte de esta historia. Me encontré con Giussani personalmente por primera vez el día exacto de mi 23 cumpleaños, era el 6 de octubre de 1995. Ese día le dieron el Premio de la Cultura Católica en Bassano del Grappa, yo estaba allí con mi hermano y algunos amigos por unas circunstancias que sería largo describir. Me encontré cara a cara con él antes del acto y él me invitó a su casa. Me dijo que le habían regalado una botella de vino Barolo y me preguntó si me gustaba el vino; yo le respondí que sí, que el vino me gusta, pero que me gustaba todavía más la posibilidad de comer con él, así que me tomó en serio y un mes después me invitó a su casa en Gudo Gambaredo, donde vivía con los Memores Domini. Ahí comenzó una relación personal que continuó casi hasta el final de su vida…
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