La exposición sobre don Giussani en el Meeting (©Archivo Meeting)

Don Giussani. La mirada de una pasión fascinante

Se cumplen cien años del nacimiento del fundador de CL. Pero también son «cientos los encuentros, mundos y corazones» suscitados por él. Algunos los podemos ver en el Meeting y en la exposición del centenario
Roberto Fontolan

Una inmensa llanura, abarrotada de gente trabajando, entre polvareda y bullicio, maquinaria y rayos de sol bajo un cielo surcado de nubes.
Ingenieros, poetas, obreros y hombres de ciencia para construir arcos de un puente cada vez más alto, en un esfuerzo ingente por llegar al cielo y alcanzar la Explicación de todo, el Sentido. La manera que tenía don Giussani de mirar el mundo y la historia impacta al visitante de la exposición virtual realizada con motivo de los cien años de su nacimiento que estos días puede verse también físicamente en el Meeting de Rímini. Es la mirada de una pasión conmovedora, una visión bíblica y a la vez ultracontemporánea. Babel, los poemas homéricos y las megalópolis donde vivimos, viajando en metro o acariciando a nuestros hijos. Todos, desde siempre y en todas partes, exigimos conocer el Porqué, la verdadera Razón. Don Giussani penetra en esa necesidad de saber que tantas veces dejamos a oscuras –por lo incómoda que es– y la saca a la luz, la limpia de impurezas, la pone sobre la mesa como un ramo de flores inesperado que obliga a preguntarse: ¿quién me lo envía?

Del mismo modo, la alegoría de la llanura lleva implícita una pregunta: todo este esfuerzo, esta apasionada búsqueda, ¿es lo que nos hace humanos? Una universalidad, una inmediatez, una sorpresa, la de don Giussani, que alcanzó directa o indirectamente a numerosas generaciones en todas latitudes. Jóvenes taiwaneses o intelectuales árabes, cardenales de la curia vaticana o presos americanos, periodistas italianos o abogados brasileños.

“Giussani100”, así se titula el acto de presentación de esta muestra en el Meeting, no solo para recordar los cien años de su nacimiento sino para simbolizar centenares de mundos, corazones y encuentros. Cien sugerencias distintas, como las que propone la exposición.

Para el profesor americano Joseph Weiler el mensaje de don Giussani consiste en "sentir la presencia del Omnipotente en la propia vida. Y este mensaje no solo vale para los cristianos sino también para los seguidores de otros credos como yo, para judíos y musulmanes. Sentir la presencia del Omnipotente en la propia vida. No puedo dejar de agradecer este mensaje”.

El filósofo francés Fabrice Hadjadj cree que don Giussani tiene una concepción muy singular y revolucionaria de la cultura porque “esta nos habla de Cristo. En el momento en que un gran autor dice algo real, se convierte en colaborador de la revelación. En mi opinión, esta mirada es lo que hace de don Giussani una figura realmente excepcional y verdaderamente católica. Porque católico significa universal, pero también quiere decir comprender toda la creación a la luz de la redención”.

Guzmán Carriquiry, actual embajador de Uruguay en el Vaticano después de un larguísimo periodo en el Pontificio Consejo para los Laicos, recuerda que "la genialidad teológica y educativa de don Giussani fue lo que me ayudó a revisar, replantear, reformular y profundizar en mi fe: una nueva mirada a mi propia vida. Todavía me conmueve recordar ciertas imágenes, como la del 30 de mayo de 1998, jornada memorable en la Plaza de San Pedro, cuando sosteniéndole del brazo le acompañé hacia el papa san Juan Pablo II y él se puso de rodillas ante él. Qué imagen tan expresiva de la coesencialidad de la institución, del ministerio, del carisma, esa coesencialidad que nuestro dicasterio supo reconocer con la irrupción de los movimientos y las nuevas comunidades en la vida de la Iglesia como don providencial de Dios”.

Son tres de las cuatro voces participantes en el diálogo titulado “Giussani100”. La cuarta es la de Maria Francesca Righi, abadesa del monasterio de Valserena. De joven hizo de chófer a don Giussani y en ese encuentro personal "recuerdo que tenía un respeto absoluto por la libertad del otro y la suscitaba con su mera forma de ser. En él descubrí una verdadera paternidad, que nunca se aprovechaba de su autoridad, sino que ayudaba a la persona a tomar conciencia de sí ante Cristo”.

Así, en estas voces contemporáneas, resuena la humanidad de la propuesta de don Giussani. “¿Por qué le esperan tanto?”, le preguntaba un periodista cuando llegó al Meeting en 1983.

“Porque creo en lo que digo”.

“¿Solo eso?”

“Sí”.

Publicado en Il sussidiario