Europa, un nuevo inicio

El lema del EncuentroMadrid 2016

Europa, lo dicen todos, está en crisis. Los síntomas de esa decadencia son de diverso orden: económicos, políticos y sociales. El estancamiento de la economía, el cansancio democrático, la polarización ideológica o los preocupantes resultados de las encuestas sobre indicadores sociales como la soledad –recientemente hemos sabido que cuatro millones de españoles se sienten solos– no son más que algunos ejemplos.
Los ataques terroristas en París y la crisis de refugiados han reabierto el debate acerca de las características esenciales de eso que llamamos Europa.
Ninguno de esos síntomas, sin embargo, abarca completamente la magnitud del problema. Todos tienen su origen en una raíz más profunda.
Escribía María Zambrano en 1958 que «el error más grave al que la humana condición está sujeta no es equivocarse acerca de las cosas que le rodean, sino equivocarse acerca de sí misma: trastocar lo que espera o quiere, disfrazarlo o confundirlo» (Persona y democracia). La fractura de la cultura contemporánea, y de Europa – más profunda que su superficie económica o política – tiene que ver, precisamente, con la confusión acerca de lo que realmente deseamos y de quiénes somos, con la miopía que distorsiona nuestra mirada sobre las necesidades más profundas.
La pasada edición de EncuentroMadrid, que tuvo como lema Infinitos deseos, deseo de infinito, fue un intento de profundizar en las preguntas que nos constituyen como seres humanos, en esas necesidades que nos hacen ser nosotros mismos; el deseo de felicidad, de belleza, de justicia y significado, el deseo de bien.
Durante dos días de conferencias, mesas redondas, exposiciones y conciertos pudimos descubrir que esos deseos no son aspiraciones juveniles o románticas, sino el corazón de cada una de nuestras iniciativas y nuestros afanes en el mundo social, político, científico, educativo o empresarial.
En una situación como la que atraviesa Europa, ¿dónde podemos apoyarnos para volver a empezar?
En su discurso ante el Parlamento Europeo en noviembre de 2014, el Papa Francisco subrayó que «el futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre la apertura a lo trascendente y la capacidad práctica. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente su propia alma y también aquel “espíritu humanista” que, sin embargo, ama y defiende».
La posibilidad de un nuevo inicio para Europa no pasa exclusiva, ni fundamentalmente, por «solventar» los enormes retos que nos rodean (la crisis del euro, la crisis de refugiados, la fractura social, etc.), sino por recuperar la conciencia de la propia riqueza; una riqueza que no es completa sin la apertura a lo trascendente y que se expresa en la profundidad de las preguntas de significado que, lejos de alejarnos de los demás, nos acercan a ellos de un modo más verdadero y humano.
«Sólo una razón que tiene una identidad histórica y moral – dijo Benedicto XVI en una entrevista en 2012 – puede también hablar con los demás, buscar una interculturalidad en la que todos pueden entrar y encontrar una unidad fundamental de los valores que pueden abrir las vías al futuro, a un nuevo humanismo».
EncuentroMadrid 2016 es un intento de mirar el presente de Europa como una ocasión para encontrarnos, dialogar y aprender de personas de cualquier ideología, religión, raza o situación económica que estén movidas por la libertad y la búsqueda del infinito; personas que conserven la apertura y el entusiasmo propio de quienes, como nos invitaba a hacer María Zambrano, no confunden y no disfrazan lo que realmente desean.