Es bonita esta forma de vivir

La muerte de un niño y un dialogo precioso entre profesores que les lleva a ir al fondo con un corazón mendigando, sin quedarse en la aparencia

El domingo murió un alumno de 15 años, 3º ESO, en un accidente de tráfico en la carretera de los pantanos. Conducía su padre. Ayer lunes el instituto estaba conmocionado. Muchos alumnos llorando, sobre todo ellas, y muchas caras largas entre los profesores, sentimientos de indignación, de desconcierto y cabreo.
Hoy martes a primera hora coincido en una guardia con Quique, el profe de música, también nuevo de este año, con la plaza ya de funcionario y ya deseando dejarla para realizar muchos proyectos musicales en su vida. Se sienta en la silla y al poco me dice: «qué día más duro ayer, ¿te has enterado?». Estaba abrumado, en silencio, mira para otro lado, se nota por el modo profundo de respirar que está intentando serenarse. Le veo así, tan desvalido, que con toda la ingenuidad del mundo le pregunto: «¿Tú no tienes fe?». Y empieza un diálogo precioso, hablando sin defensas, sin discursos, de hombre a hombre.
Qué bonito ha sido. Sin duda, Quique y yo ya somos amigos para siempre. Y lo mejor es que a este curso le quedan muchas guardias… y ya somos amigos. Es verdad, Dios no nos ha abandonado.

Me dice que entró en el Facebook de Carlos, el niño, y vio las tres fotos que tenía colgadas. Una de ellas con un famosillo con el que Quique tuvo un conflicto. Y le cambió la mirada y se reconcilió. Y yo le dije: «¿Ves, Quique? Ahora tienes en Carlos un poderos amigo, la relación sigue». Porque Dios no nos ha abandonado.

Y así es como empieza la próxima Escuela de comunidad:

«Pero la realidad, ¿de qué está hecha? De circunstancias, de circunstancias a través de las cuales el Misterio nos despierta, nos llama, nos sale al encuentro para que no decaigamos, para que no sucumbamos a la nada. Precisamente por esto, don Giussani nos invitaba, nos proponía mirar la circunstancia de modo que no nos quedáramos en la apariencia. Las circunstancias son el modo a través del cual nos llama el Misterio, nos saca de la nada, nos prefiere».

Qué curioso, oye. No hay circunstancia desfavorable, ni la muerte, cuando vas al fondo con el corazón mendigando abiertamente, cuando dices sí a lo que tienes delante y lo cuidas porque es Suyo. Porque yo quería haber “aprovechado” esa guardia para “avanzar”… en lo mío, claro, y a mi manera, por supuesto. Y efectivamente, hemos avanzado, pero no ya yo sino los dos y a Su manera. Es bonita esta forma de vivir.

Pilar, Madrid