El retablo de la vida

Encontramos al artista en su casa. Un arte que nace del pueblo y se pone al servicio de su educación. Un protagonismo capaz de integrar los frutos de la naturaleza, el trabajo manual y la religiosidad popular.
Javier de Haro Requena

Cuando los jesuitas fueron expulsados en 1767 de todo el territorio de la Corona Española, los misioneros de la reducción de San Ignacio Guasú, situada a más de doscientos kilómetros de la capital de Asunción, camino a Encarnación, también tuvieron que dejar con dolor y obediencia toda la obra religiosa, social y cultural que habían emprendido. La Providencia quiso que en la década de los años treinta del siglo pasado, la visita de un grupo de jesuitas, interesados por el arte y la arquitectura de su patrimonio, se convirtiera en un nuevo inicio para la misión de sus antepasados, gracias a la invitación de don Benito Ruiz Huidobro, hombre honrado y de buen juicio. Durante cuatro generaciones, la familia Ruiz se ha convertido en alma y vida de las comunidades y compañías de Misiones, teniendo su cabeza en San Ignacio Guasú, también llamado San Ignacio el Grande. (...)