La parroquia de San Rafael, en Asunción.

«Rezad para que sea un humilde servidor de Dios»

La petición del nuevo párroco de San Rafael a rezar por él para que sea un humilde servidor de Dios

Queridos amigos:
«El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres» (salmo 125).
Muchas veces en los últimos tiempos mi confesor me invita a rezar el salmo 125 y entonces me vienen a la mente estas palabras que describen la tensión del corazón frente a la gracia sobreabundante. He vuelto al Paraguay después de varios años y el próximo domingo seré nombrado nuevamente párroco de San Rafael.
Cuando me fui de allí en enero 1999 dejé una parroquia normal; ahora es mucho más grande y bella, no sólo por las obras que antes no existían y ahora existen sino sobre todo por la belleza del misterio que se ve resplandeciente en todos los particulares, desde la limpieza hasta la presencia continua de personas que piden adherirse al acontecimiento de la presencia de Cristo, que les conmueve.
Os escribo para pediros que recéis por mí, para que sea un humilde servidor del misterio que hace todas las cosas. La humildad es un don de Dios que es necesario aprender cada día y que todavía me falta aprender bien porque siempre corremos el riesgo de apegarnos a la vanagloria de este mundo sin darnos cuenta de nuestra pobreza, que Cristo siempre trasforma.
Os pido que recéis por el Padre Aldo y el Padre Daf, que viven con migo y comparten mi camino de fe y me ayudan en mi conversión.
Por último, quiero pedir una oración especial para el Padre Paolino, mi amigo y predecesor, ya desde hace mucho un sacerdote grande y humilde servidor de Cristo y de su iglesia.
Ya se acerca la inauguración del Año de la Fe, que el Señor bendiga a todos y nos ayude a perseverar en el camino, porque es importante la vida como vocación que nos ha enseñado el siervo de dios Luigi Giussani, al que pido una especial protección.

Padre Alberto