“En algún lugar del mundo se vive así”

Lourdes Pineda es profesora de educación básica en una escuela primaria pública y coordinadora del taller de lectura, y ha tomado en serio su deseo de compartir con otros lo que gratuitamente ha encontrado.
Guillermo Juárez

En Geografía: mirar al otro
En la escuela pública en que trabaja, propuso para todos los grupos una serie de encuentros con amigos que ella ha encontrado, que han vivido en alguna otra parte del mundo, para mostrar a los niños que la vida y que ellos mismos son un regalo. El proyecto llevó por título “En algún lugar del mundo se vive así”. Se propuso como un espacio de compartir experiencias más que de erudición; que mostrara la belleza de modos y lugares distintos de implicarse con la realidad: «Te invito –decía a quienes convocó– a que compartas tu experiencia con nosotros. Los niños han investigado previamente sobre ese lugar y te harán preguntas; háblales del sitio, de las costumbres, lo que lo caracteriza... pero sobre todo platícales de ti y tu experiencia». Lo que Lulú deseaba con este trabajo era que los alumnos descubrieran la riqueza cultural del hombre, que pudieran percibir que el camino de cualquier hombre tiende a satisfacer el mismo deseo: el bien, con las mismas exigencias de justicia, belleza, paz y amor.

Los encuentros se desarrollaron a lo largo de una semana, en la biblioteca escolar, por horarios definidos con cada grupo, y los profesores titulares de cada grupo, lo mismo que la directora, asistieron también. Al final de cada presentación se daba oportunidad al diálogo entre el ponente invitado y los niños; era un espectáculo ver el rostro de estos lleno de asombro, haciendo con curiosidad innata incontenibles preguntas. Después, Lulú invitaba a los niños a que escribieran sobre la experiencia recibida; ellos, con transparencia, compartían lo que les había sorprendido, y las cartas eran entregadas a los ponentes, generando así un diálogo ulterior.

Fue evidente cuán positivo es para un niño descubrir que la vida es bella y el mundo es grande; darse cuenta de que bajo aspectos distintos, bajo costumbres que podrían parecer raras o primitivas, o sofisticadas hasta el extremo, se oculta el mismo corazón de cada hombre con su deseo de conocer, amar, ser feliz.

Al final, el proyecto se volvió una gran clase de geografía, economía, cultura, tradición… Todo, partiendo desde la experiencia que cada uno de los amigos ha hecho.

Una autoridad comunicativa
Tal vez en las escuelas se comunica mucha información de la que los mismos enseñantes no tienen ningún interés, pero ¿cómo pueden los alumnos interesarse por algo que se les entrega con desinterés? Solamente partiendo de algo que entusiasma uno puede seguir estudiando, conociendo, interesándose por la realidad entera.
Davide


Esos días constituyeron un espectáculo para la escuela. Los niños se mostraban expectantes cada vez que veían personas extrañas ingresar a la institución y pasear por los pasillos... y se oían voces: ¿este de dónde será?, ¿qué país toca hoy? Por otro lado, los profesores y la directora no podían ocultar la curiosidad por lo que su compañera estaba generando, y preguntaban a Lulú: ¿por qué conoces a todos estos?, ¿quiénes son?, ¿por qué son tus amigos?, ¿por qué nos comparten su experiencia con esta gratuidad?

¿De dónde ha surgido esta belleza? De un interés genuino de alguien que ha deseado compartirse a sí misma y presentar a sus amigos. Es algo más que el simple hecho de cumplir con el currículo. Y esta experiencia nos ha construido a otros, abriendo la posibilidad de encontrarnos y re-conocernos en el otro.

La dialógica del compartir
Me descubro agradecido, porque para mí el trabajo comenzó desde que me invitaste a participar en este proyecto y confrontar con los amigos qué es lo que les interesaría a los niños. La respuesta fue que solo aquello de lo que yo he hecho experiencia en aquel lugar. Qué belleza y qué sencillez descubrir que lo que uno puede dar es aquello de lo que uno ha hecho experiencia, ni más ni menos.
Guillermo


Lo que ha sido sorprendente para todos es el resultado inesperado, pues los primeros en conmoverse fueron los participantes en este proyecto, desde amigos que han vivido en Oaxaca y Campeche dentro de territorio mexicano, hasta quienes han estado en Japón y Kiringye (África); pues se descubrieron reviviendo su experiencia frente a una mirada llena de asombro y agradecida. Solo cuando hay personas que se plantean las cosas así, las cosas suceden dentro de la familiaridad de lo que es humano y a todos atrae.

Los amigos que dieron de su tiempo y sacrificio (moverse en la ciudad de México en un día ordinario no es fácil) para ir a compartir con los pequeños han recibido la alegría de compartir; y los chicos de la escuela se lanzan a querer tomar de la persona que se comparte lo que ellos mismos saben dar: afecto.

Al leer las cartitas de los niños me conmueve que ellos no olvidan lo esencial. ¡Ellos vieron mi persona! Aún sigo haciendo un trabajo sobre esta experiencia y pido recuperar ese asombro; mirar lo esencial como un niño.
María José

Pero lo que me asombró más y me dejó agradecida fue el constatar la disponibilidad y la novedad de la iniciativa que tuvo la maestra que me invitó: ¡qué tensión por educar, qué creatividad, qué cuidado y trabajo se asumió hacia los alumnos de toda la escuela, qué gratuidad en el dar su tiempo y sus energías para un fin educativo!
Letizia