Hacer la voluntad del Padre Nuestro, un diálogo entre judíos y cristianos

El diálogo entre cristianos y judíos, histórico leitmotiv del Meeting, dio ayer un nuevo paso fascinante. Ignacio Carbajosa Pérez, catedrático de Antiguo Testamento en la facultad de Teología de la Universidad San Dámaso de Madrid, y Eugene B. Korn, director académico del Centro de cooperación judeo-cristiana, abordaron juntos la declaración “Hacer la voluntad del Padre Nuestro en el cielo: hacia un partenariado entre judíos y cristianos”, redactada el pasado mes de diciembre por 28 rabinos. En ella se afirma que el cristianismo no fue un incidente sino parte del plan divino de Dios.
Alberto Savorana, portavoz de Comunión y Liberación y moderador del acto, explicó el sentido de este encuentro, al que atribuyó un valor excepcional. A partir de la Nostra Aetate, el moderador hizo un excursus histórico del camino realizado por ambas partes, que testimonia el deseo de un verdadero encuentro entre judíos y cristianos. Tampoco faltaron menciones a Luigi Giussani, que siempre estuvo atento a ofrecer la riqueza hebrea para una verdadera comprensión del cristianismo.

El rabino Korn explicó por qué han hecho falta cincuenta años para que los rabinos tomaran una iniciativa así. «Antes de la Nostra Aetate los sentimientos hacia la Iglesia católica eran muy negativos». Mediante diapositivas, describió un itinerario histórico que generó en los judíos una sensación de exclusión y humillación. «Dominaba la idea extendida de que el cristianismo había sustituido al judaísmo, y que el judaísmo era por tanto una religión falsa. Se pensaba que los judíos estaban ciegos ante el mensaje del mesías, y malditos por ser considerados responsables de la muerte de Jesús», por citar solo algunos juicios infundados, así como otras consecuencias históricas de dura persecución para el pueblo judío antes aún de la Shoah.

«El holocausto contra los judíos perpetrado en el corazón de la cristiandad en el siglo pasado abrió en la Iglesia una etapa de reflexión y purificación que llegó a la Nostra Aetate; donde se afirma que la Iglesia condena todas las formas de antisemitismo, que los judíos no son responsables de la muerte de Jesús y que el judaísmo no fue sustituido por la Iglesia», continúa el rabino citando el documento de diciembre. «Cristianos y judíos deben trabajar juntos. El cristianismo no es un accidente ni un error, solo hay diferencias teológicas importantes. Ni la iglesia ni la sinagoga pueden realizar solas el gran designio de Dios en el mundo. Tenemos en común mucho más de lo que nos separa: servicio al prójimo, amor, familia, paz en el mundo, son principios que compartimos». ¿Qué quiere Dios de nosotros? Una visión de libertad, paz, seguridad, donde todos comprendan la autoridad y moralidad de la ley de Dios y podamos caminar juntos en el nombre de Dios.

En su respuesta, Carbajosa trató de mostrar cómo se fue corrompiendo la relación con el Antiguo Testamento durante el siglo XVI en el ámbito protestante, como resultado de un proceso histórico que comenzó con Joaquín de Fiore y todo un eje que comprende la escolástica posterior a Tomás de Aquino, Lessing, Harnack. Todo un proceso histórico de devaluación del Antiguo Testamento que llevó hasta la promoción del discurso antisemita. Pero al principio no fue así. En el siglo segundo, la herejía marcionita fue claramente condenada por la Iglesia y en la carta a los Romanos (capítulos 9 a 11) el apóstol espera del designio de Dios la participación total en la salvación del pueblo judío. Pío XI escribe en 1937 una encíclica para hacer frente a la ideología del Tercer Reich, donde habla de «blasfemia contra la palabra de Dios» la condena del Antiguo Testamento. «Nuestra tarea es volver juntos a nuestras raíces, a la misión entre judíos y cristianos, es decir, que el designio de Dios sea conocido en el tiempo», concluyó el teólogo español.

Rabino y profesor fueron respondiendo alternativamente a las preguntas que planteaba el moderador. «Compartimos la llamada de Dios a la humanidad a través de Abrahán y teológicamente estamos más cerca entre nosotros que respecto a otras religiones», precisó Korn. «El judaísmo es intrínseco al cristianismo. Compartimos las escrituras y muchos valores, debemos intentar crear nuevas categorías entre la concepción hebrea y el papel del cristianismo». Carbajosa se mostró de acuerdo. «Es evidente el vínculo que hay entre nosotros por la dinámica religiosa que conocemos en la historia de la humanidad: la primerísima alianza de este corazón que busca a Dios, el primer movimiento de Dios en la historia de la que nace el pueblo de Israel es la vocación de Abrahán. Esa palabra habita dentro del pueblo judío y para nosotros no es otra religión. Jesús era judío, nació de una mujer hebrea. Debemos entrar en el misterio de nuestras raíces».

El rabino subrayó las motivaciones de este partenariado. «Todo ser humano es creado a imagen de Dios y la vida humana es sagrada, pero vivimos en un mundo que ya no piensa así. Debemos difundir estos valores y que Dios nos ayude a hacerlo». Carbajosa dio un paso más hacia el origen: «¿De dónde viene una percepción del hombre tal como la conocemos hoy? Solo se entiende a partir de un acontecimiento, la vocación de Abrahán. Solo a partir de ahí se puede recuperar esta imagen. Tenemos esta semilla histórica que nos permite mirar al hombre con esta profundidad y este valor. Somos responsables de mostrar al hombre su verdadero rostro para que pueda volver a respirar».

Hubo entonces ocasión para reflexionar sobre la afirmación del cardenal Touran de que las religiones no son la causa de las guerras sino parte de la solución. «Existe un equívoco sobre Dios, una no comprensión de Él cuando se usa su nombre para matar», afirmó Korn. «Debemos reforzar las religiones y combatir la idolatría, crear un lugar en la tierra para Dios». A propósito de esto, Carbajosa comentó: «Esta es una pregunta decisiva que debamos custodiar siempre, una religión puede hacerse violenta cuando se convierte en ideología. El hombre verdaderamente religioso llega a un profundo nivel de conciencia de su dependencia y en la medida en que el corazón del hombre vive satisfecho vence su pretensión sobre el otro. El gran gesto de Juan Pablo II en Asís en el 86 nace de esta libertad: podemos mirar con simpatía todos los movimientos del hombre que buscan a Dios. Hace falta una educación que sea esencialmente no violenta».

El encuentro concluyó con la certeza de haber ofrecido una contribución imponente para entender con más profundidad el lema del Meeting. Se puede mirar el mundo con misericordia y con un sentido de positividad.