«Personas antes que presos»

Las palabras de Francisco enviadas a Marco Pozza, capellán de la cárcel Due Palazzi de Padua, con motivo de un congreso sobre la pena de muerte que se celebró el pasado viernes en esta prisión
Francisco

El Papa Francisco ha enviado una carta al capellán de la cárcel "Due Palazzi" de Padua, don Marco Pozza, y a los presos. Una misiva en la que el Pontífice revela su pensamiento a propósito del congreso "Contra la pena de muerte. Por el derecho a una pena que no mate la vida", celebrado en la prisión el pasado viernes 20 de enero. Una jornada de diálogo con presos condenados a largas penas, y también con sus hijos, parejas, padres, hermanos y hermanas...



Querido don Marco:

He sabido que en la Casa de reclusión "Due Palazzi" de Padua va a tener lugar un congreso para reflexionar sobre las penas, especialmente sobre la pena de muerte. Por este motivo quería hacer llegar mi saludo cordial a los participantes y expresar mi cercanía a los presos.

A ellos me gustaría decirles: estoy a vuestro lado y rezo por vosotros. Me imagino que os miro a los ojos y percibo en vuestros rostros grandes fatigas, pesos y desilusiones, pero también vislumbro la luz de la esperanza. Quería animaros a que, cuando miréis dentro de vosotros, no ahoguéis nunca esta luz de la esperanza. Mantenerla encendida es también nuestro deber, un deber de aquellos que tienen la responsabilidad y la posibilidad de ayudaros, para que vuestro ser personas prevalezca sobre vuestro estar presos. Sed personas presas: el sustantivo siempre debe prevalecer sobre el adjetivo, la dignidad humana siempre debe preceder e iluminar las medidas carcelarias.

Quisiera animaros también a reflexionar, para indicar senderos de humanidad, sobre vías viables para que la humanidad se abra paso a través de las puertas blindadas y para que los corazones nunca se blinden a la esperanza de un futuro mejor para cada uno.

En este sentido, creo que es urgente una conversión cultural, donde no nos resignemos a pensar que la pena pueda escribir la palabra "fin" a una vida, donde se rechace el camino ciego de una justicia punitiva y se abra paso una justicia reconciliadora con perspectivas concretas de reinserción, donde la pena de muerte no sea una solución a los problemas sino un problema que resolver. Porque si la dignidad es encarcelada de manera definitiva, ya no habrá espacio en la sociedad para volver a empezar ni para creer en la fuerza renovadora del perdón.

En Dios, siempre hay un lugar para volver a empezar, para ser consolados y rehabilitados por la misericordia que perdona. A Él le confío vuestros caminos, vuestra reflexión y vuestras esperanzas, y os envío a cada uno de vosotros y a vuestros seres queridos la Bendición Apostólica, y os pido, por favor, que recéis por mí.

Francisco

Vaticano, 17 enero 2017