“Seréis estudiantes o no seréis”

Los bachilleres de Barcelona han provocado a todos sus compañeros a plantearse la pregunta sobre el "por y para qué estudiar"
Bachilleres CL Barcelona

Los bachilleres del movimiento de Barcelona nos reunimos para pensar un modo de empezar el año. Tras varias reuniones en las que evaluábamos cuáles eran las necesidades primordiales que teníamos los alumnos, llegamos a la conclusión de que el estudio era la más imperiosa. Necesitábamos saber por y para qué estudiar.
Pensamos que el mejor modo de entender el por qué del estudio era a través de alguien que nos testimoniase en qué consistía para él el aprendizaje, alguien que supiera qué es el estudio.
Decidimos llamar a Lluís Bou, que había pasado el verano organizando “estudiativas”, y a Jorge Martínez, que estuvo un año en York llevando a cabo una investigación. Además, quisimos que una de nosotros estuviera en la mesa e introdujera el testimonio y así hacer más cercano lo que se nos estaba planteando. Pero el evento no fue exclusivamente para nosotros o gente del movimiento; nuestra inquietud podría ser la misma que la de cualquier otro, por lo que al acto todos estaban invitados. Para ello provocamos a nuestros compañeros con un manifiesto en el que materializábamos todas nuestras preguntas y lo repartimos por el colegio.
Los conferenciantes nos expusieron sus testimonios y su relación con el estudio. Nos explicaron que tiene mucho que ver con nuestras vidas y que profundizando en él, es decir, tomándonoslo en serio, se encuentra el gusto. Pero no es sólo un gusto, es mirar con afecto aquello que tenemos delante, conocerlo, y poder así encontrarnos a nosotros mismos estudiando.
El estudio no es un ámbito exento en nuestras amistades, es más, es necesario en ellas ya que debemos acompañarnos hacia nuestro destino, ser felices. Y en el camino para serlo, el estudio es imprescindible.
Nuestra experiencia fue ésta: una provocación a estudiar y encontrar en el estudio una satisfacción, un gozo. Fue algo nuevo, inesperado, necesario… y ¿por qué? Como dijo una vez el poeta Montale “un imprevisto es la única esperanza”.
Éste es el manifiesto de invitación a este acto:

“El estudio es la actitud de un hombre enamorado de una cosa hacia la cosa misma”. Dante Alighieri
Empieza un nuevo curso y con él el estudio. El estudio, una realidad en la que todos nos vemos inmersos, algo que nos toca vivir por nuestra condición de estudiantes. Para algunos, una de las muchas obligaciones que iremos encontrando a lo largo de nuestra vida. Obligaciones que parece que van en contra de nuestra voluntad, que nos limitan porque impiden que hagamos lo que queremos. El estudio parece otra obligación más que se impone a la fuerza, ante la cual no hay nada que decir: o la tomas, o la dejas.
Ante esto, a nosotros nos surge una pregunta: ¿vale la pena estudiar si sólo es una obligación? ¿Estudiar son solamente una serie de pasos que hay que seguir para llegar a una calificación? ¿Es posible ver algo más allá de la obligación, disfrutar en el estudio, vivirlo con entusiasmo? Nosotros decimos que sí porque hemos descubierto que ESTUDIAR ES INTERESANTE.
Como dice Dante, el entusiasmo por el estudio es como la fascinación de un hombre enamorado. Por lo tanto, el objeto de estudio es interesante, fascinante, puede llegar a cautivarte si lo sigues hasta el final. Así pues, vale la pena ponerse a estudiar en serio, seguir la sorpresa inicial para llegar hasta el fondo.
Aun así, hay un punto en el que todos coincidimos: estudiar cuesta, implica un sacrificio. Por eso, es fácil que la fatiga nos coma sólo al empezar y que con ella muera el interés. Entonces, ¿se puede disfrutar en el estudio cuando a menudo el cansancio puede más que nosotros? Nosotros partimos de que es imposible estudiar solos. Las dificultades no se pueden afrontar en la soledad, si las vivimos con alguien son más fáciles de superar.
Queremos entender mejor qué es el estudio, qué sentido tiene más allá de la obligación; queremos aprender a vivirlo con intensidad a través del cansancio, pero sobre todo, queremos acompañarnos en ello.
¿Cómo es posible mantener la tensión por el estudio cuando hay tantos factores que parece que van en contra? O lo que es lo mismo, ¿qué sentido tiene estudiar?