Giussani, maestro de fe

ABC, 25/02/2010
José Miguel Oriol

Se cumplen cinco años de la muerte de Luigi Giussani, el padre de Comunión y Liberación. Su vida y su obra me parecen cada vez más pertinentes para la gran cuestión que tiene planteada España a comienzos del siglo XXI. Conocí a Giussani en diciembre de 1974. Yo militaba entonces en un movimiento obrero muy idealista basado en un cristianismo fuertemente moralizante que nos había llevado a una contradicción y una confusión religiosa profundas. Giussani escuchó con atención el relato de mis años de militancia, con las perplejidades y los desgarros humanos que sufría. Y en un momento dado me paró: «Un segundo antes, y en cada uno de los avatares por los que has pasado estaba y sigue estando Cristo». Latía en su mirada el reconocimiento de Su presencia. Y expresaba así de una forma sencilla la pertinencia existencial de la Encarnación.

Giussani, maestro de la racionalidad de la fe, me señalaba que el drama humano se comprende al entrar en relación con Cristo. Siempre subrayó que era decisivo tener en cuenta lo que humanamente somos para captar el verdadero interés de la Revelación. Desde aquella conversación he pasado mi vida tratando, con torpeza, a trompicones, de seguir a este hombre, comprender y hacer mía su experiencia humana, cosa imposible en lo que tiene de personal e intransferible, pero posible si se comparte la amistad con Cristo.

Por eso estoy convencido de que el gran reto de nuestro país, más aún que moral o político, radica en reavivar sin temor y con respeto el sentido religioso, que es de todos, cristianos, judíos o musulmanes, creyentes y no creyentes, porque nadie puede borrar la pregunta por el sentido de la vida. La educación en la fe recibida de don Giussani va libremente al encuentro de esa dimensión central de la experiencia humana, descubre su profunda racionalidad, y hace posible así la unidad vital y social que todos deseamos.