Huellas N.3, Marzo 2010

El hilo que une la vida

¡Qué aire de libertad se respira cuando la vida adquiere unidad! Se puede vivir sin que se abran fisuras en nuestra cotidianidad entre los hechos y las aspiraciones, los deseos y las circunstancias, la fe y la realidad. La vida puede tener una unidad. Es quizás lo que más deseamos. Miles de personas pertenecientes a CL, o cercanas, estamos siguiendo lo que don Giussani nos propone en el libro ¿Se puede vivir así?, haciendo un trabajo cotidiano sobre este texto. Así, poco a poco, estamos descubriendo la fuente misma de esta unidad de la vida: la caridad. No tanto “nuestros gestos caritativos”, sino “la caridad”, la naturaleza misma de Dios. Su don de Sí mismo al hombre, su don conmovido para que el hombre sea. «¿Por qué Dios se entrega a mí?», se pregunta don Giussani «¿Por qué se dona a mí creándome, dándome el ser, es decir, a Sí mismo? ¿Por qué, además, se hace hombre y se entrega a mí (...) y muere por mí?». Luego, responde con aquellos versículos de Jeremías, que estremecen, literalmente: «Con amor eterno te amé, por eso te he atraído hacia mí, teniendo piedad de tu nada».
La raíz de nuestra vida es esta piedad por nuestra nada. La iniciativa de Dios, que saca de la nada nuestro ser, nos llama a participar del Ser. La vida se convierte, así, en una ocasión continua de responder a Su caridad desbordante, de ser una respuesta agradecida a la conmoción de Dios. Justo lo contrario de la pasividad.

Uno se siente libre, porque hay un hilo que une todas las circunstancias. Ya no es necesario afanarse para unir unas piezas que, de lo contrario, quedarían sueltas. Sólo hay que descubrir ese hilo que las une como fuente misma de cada fragmento concreto. En el don que Dios hace de Sí mismo ya está todo. «Sin mí no podéis hacer nada», dijo Jesús. En lugar de un abismo que colmar con nuestras fuerzas, hay una Presencia que reconocer, una gracia sobreabundante a la que ceder, para que podamos vivir con libertad todo, incluso la política. La Iglesia indica con una fórmula impensable qué es la política para un cristiano: «Una forma de caridad». Un interés por la propia vida y la de los demás, que nace de una gratuidad que viene antes que el poder, las leyes, los bandos o los partidos.

Al final de este mes se celebrarán en Italia las elecciones regionales y locales. Puede ser una oportunidad para cada uno, personalmente. Julián Carrón, hablando con algunos de los responsables de CL hace unos días, nos recordaba que «lo que está en juego para cada uno, en primera persona, es la fe como algo que afecta a la totalidad de la persona, por tanto, a todos los aspectos concretos del vivir». Frente al desencanto que rodea la política, «tenemos una oportunidad para averiguar si la fe es capaz de hacer que nos interese también este aspecto de la realidad que, en sí mismo, interesa cada vez menos».
La oportunidad que nos ofrece esta cita electoral es, por tanto, que cada uno compruebe el valor de su fe, es decir, si en su experiencia reconoce ese hilo que une todas las circunstancias con un significado bueno y bien claro.