Recogida de alimentos. La propuesta de un camino

Un café con las madres de los niños de catequesis. Una charla con el capitán del equipo del barrio. Y la invitación para echar una mano en la jornada de recogida de alimentos. «Hechos que ayudan a redescubrir la esperanza que hay en mí»

Acompaño en mi parroquia a los jóvenes de post-confirmación. Los sábados, muchas madres traen a sus hijos a catequesis y luego se quedan una hora esperando en los alrededores de la iglesia. Hablando con el párroco, se nos ocurrió preguntarnos: «¿Por qué no aprovechar ese tiempo para estar con ellas, tomar juntos un café y proponerles la recogida de alimentos?».

Dicho y hecho. Nos bombardearon a preguntas, también hubo objeciones, como «¿pero dónde acaba toda la comida que se recoge?, ¿quién garantiza que todo va a buen puerto?, hoy se oyen muchas cosas...». Entonces les conté lo que me pasa a mí, “la esperanza que hay en mí”, como diría don Giussani. Les hablé de la caja de alimentos que llevo todas las semanas a una señora que, después de una vida de grandes éxitos, acabó en la droga y en la soledad. A través de esa caja de alimentos y de esta amistad con nosotros que poco a poco se fue abriendo paso en su vida, ha llegado a decirnos: «¡Cómo me ha cambiado la vida por una caja de comida!». Contándoselo a estas madres, me conmoví. Al final se han apuntado a la jornada de recogida.

Cuento otro hecho. Aquí se celebra una vez al año una especie de “olimpiadas”, donde varias cofradías compiten en juegos y deportes de antaño. Este año el capitán era un joven de mi barrio que me cae muy bien. El chaval se movía con mucho ímpetu y entusiasmo, organizó reuniones y cenas con más de 300 personas. Venciendo mis “prejuicios”, le pedí vernos y le presenté la recogida de alimentos. Después de escucharme, me respondió que lo que a él le interesaba no era solo ser capitán del equipo sino poder hacer “un camino” juntos con todos los residentes del barrio. «Y esto que me propones, la recogida de alimentos, nos puede ayudar a hacer este camino».

Esa esperanza de la que habla Giussani no puedo encontrarla en mí yo solo. Me doy cuenta de que hechos como estos, las madres o el capitán del equipo, me la muestran, me ayudan a descubrirla. Para mí está siendo una ocasión de volver a empezar.
Tonino, Campiglione (Fermo-Italia)